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25 de septiembre de 2023

De pandemia y algo mas

Mas de dos años y 72 de edad, eso es tan difícil de asumir y con tan poco tiempo. Tratando de sobrellevarlo fisica y anímicamente me siento desgastada y enclaustrada a pesar de que tengo tantas cosas y personas maravillosas en mi vida. Es realmente difícil para mi, siento que yo lo he hecho por propia voluntad y es que a veces me siento tan cansada y desanimada que me es difícil acercarme a nadie ni a nada. Yo sola lo he hecho todo y a veces tengo hast fastidio con los mensajes de fuera y los de mi cabeza que me dicen "tines que salir adelante" "mira a tu alrededor, cuántas personas desearían lo que tu tienes" "tu puedes" y asi, como dictados aprendidos de conciencia que me sacan de si y es que es real lo que siento, yo que sé porqué. Pero eso es para mi la verdad que me acosa cada día y mi familia que es hermosa me da mucha luz y estalla mi corazón cada vez que los tengo cerca pero no me alcanza para enfrentar cada dia. Lo siento por mi.

Mi lamento

Algunos días son grises como tiempo de lluvia se encoge el alma se escurre el pulso entre los dedos del corazón que mas que latir solloza.

20 de mayo de 2023

CONSECUENCIAS

A veces me siento sobrepasada por las consecuencias de mis decisiones en el trabajo. Hay una percepción de mi misma bastante lamentable a veces. ¿Quién soy yo para dejar o rechazar a una familia con sus hijos para dejarlos fuera del programa, viviendo entre tanta pobreza con salario apenas para medio comer y niños en situación muy precaria? Yo quisiera no ver ese lado oscuro de lo que supongo es mi trabajo; siempre he pensado que sólo los papás que de verdad quieren trabajar, que son mayores de 20 años, donde haya una mamá con tiempo,deseos de salir adelante, priorizando a sus hijos... pueden estar en Proan, sin contar que bajo esos criterios dejamos fuera a muchos niños inocentes y vulnerables que no tienen nada que ver con su entorno y que tiene necesidad de apoyo para crecer, o para mejorar la precariedad de su vivienda o para hacer que su mamá se de cuenta del valor de su trabajo y sus capacidades. Veo el censo del último año y salta a la vista la pobreza en ingresos, las malas condiciones del espacio que habitan, las enfermedades y desnutrición, el gran número de madres solas muy jóvenes para quienes, a pesar de tener estudios de secundaria, bachillerato y hasta licenciatura, no tienen oportunidades laborales y como sus hijos son menores de 5 años no pueden insertarse al mundo del trabajo, están atrapadas en un círculo fatal donde la esperanza puede claudicar -al menos yo así lo imagino- Yo quiero pensar que su juventud no permitará que se derrumben y que prevalezca la fortaleza para sacar a su familia adelante, y enmedio de todo yo no dejo de sentir tristeza de mi por la cantidad de omisiones cometidas y decisiones quizás mal tomadas, de normas puestas arbitrariamente conociendo poco a las personas y esto duele mucho, es un gran peso para mi. Al rededor nos dicen que es un trabajo precioso y admirable, pero no conocen el fondo, ni yo lo tengo presente tal vez porque me defiendo contra la locura de saber que puedo y no hago, incluso por que en el fondo tal vez no quiero o no puedo.

SIN RUMBO

Ahora con mas frecuencia pienso que Proan se ha ido de mis manos, yo ya no se que hacer definitivamente, probablemente el haber estado lejos por dos años me ha distanciado mucho de la realidad que viven las familias además son tan jovenes las mamás que podrían ser mis nietas y eso es una brecha enorme. Me dan ganas de dejar todo... y es porque creo que mis ideas ya están fuera de tiempo o caducas. Fueron buenas para aquellos primeros 20 años en los que no había nada de estrategias para mujeres madres de familia de niños pequeños y fué una novedad que después se fue extendiendo y replicando por otras organizaciones hasta que lo nuestro ya no fué practicamente necesario porque encontraban oportunidadades en otros espacioso que tal vez, no les demandaran tiempo o esfuerzo porque nosotras en Proan trabajamos todas como hormigas. Hoy me comentaban las promotoras que en el diagnóstico que estammos haciendo han salido cuestiones políticas de las mujeres que demandan un gobierno mas justo y eso no existía antes, las mujeres estaban lejanas a la política y el gobierno pero ahora es diferente y tienen discuros y conocimiento desde su trinchera de lo que hay y lo que no y yo me sorprendo de estos cambios y no los considero malos al contrario creo que son signos propios de una cultura de mas acceso a la información aún en el punto mas lejano de los pueblos. No se que hacer y ni donde encontrar las respuestas siempre partí de la premisa de que el sujeto tiene en si mismo las respuestas para sus retos y sus necesidades, eso no pude venir de fuera, ellos o ellas en este caso, tienen su propia sabiduría y solo ellas pueden generar cambios en su vida pero pregunto a las mujeres y aun con todo esto, no entran en esa dinámica de resolución, veo cierta indolencia y evasión de su responsabilidad incluso como madres de familia, saben ahora, pero siguen esperando. No se, es un punto ciego el mio y no se por donde avanzar, todo se fue de mis manos y capacidades es tal vez,tiempo de decir ADIOS.

Tal vez, lo digo con pena... ellos están mejor.

Muchos recuerdos tengo de los últimos 26 años de trabajo en la Sierra Norte con Familias de niños de 0 a 5 años, pero en estos andares hay algunas que se graban tanto que casi podría pintarlos si mi mano tuviera la habilidad de copiar una escena grabada con nitidez en mi corazón o bien mi letra fuera lo suficientemente buena para expresar lo que sentí en algunos momentos. Esta es la historia breve de uno de esos que marco mi vida no se por qué ni para que, de esas cosas que se te presentan y no hay explicación alguna pero quedan lacradas en tu vida casi tan fuerte como el ver a tu hijo nacer o en el caso mio, morir. No lo vi precisamente pero de eso trata. Por aquellos años, ya no sé cuantos, yo era joven y trabajaba de sol a sol en la comunidad. Era gris aquél día en que se estrelló mi alma con la impotencia y mis propios fantasmas. Gris como esos que penetran en los huesos y calan con frío de témpano la profundidad de tu ser. Lluvia torrencial por dentro y por fuera. Bajo esa clásica cortina de agua de las serranías tan común. De pronto sin sombrilla ni capa para cubrirse vi llegar a un hombre con la clásica camisa blanca abierta completamente dejando el torso descubierto, pantalón de un color que ya no recuerdo porque iba del negro pasando por gris y café, no sabría decirlo. Sobre una calle muy empinada con la cabeza baja, los huaraches presos de un caudal que los cruzaba sin impedimento alguno, lento y sin prisa que parsimonioso se acercaba. Por detrás una mujer muy joven, morena, delgada, sumamente delgada, envejecida en unos cuantos días y siempre siguiendo a su señor como es costumbre arraigada en este mundo. No sé si enlazo mis palabras o no pero verlos de lejos bajo ese desplome del cielo sin protección alguna, me llamo tanto la atención que ahora mismo parece que los veo commo el primer dia. Se acercaron lentamente y pude apreciar los rasgos indígenas de ambos, ella encorvada y doblada por la mitad y él piel sobre hueso que bajo la camisa pegada al cuerpo se dibujaba tal cual. Creo no haber visto , ni en mi rostro, ni en mi momento, vacío tan grande y pena tan pura en su esencia. Su hijo recién nacido acababa de morir a los 3 días de haber visto la luz, coincidencias que producen escalofrío. Tal vez eso se explicara bajo alguna morbosa teoría psicológica pero fue así. No lloraba tanto el cielo como los ojos del padre, eran torrentes permanentes tan intensamente negros que parecían noche dentro de la noche. No se cuánto tiempo paso mirándome ni cuáles fueron sus palabras ni las mías, es solo que esa imagen con frecuencia se me asoma en aquel lugar oscuro dónde guardamos las heridas los miedos y las rebeldías contra lo que sea que hay o creemos que existe. Ahí agazapada está siempre al acecho y no es que yo la alimente aunque mucho se pregona - hay que vivir el día, un día a la vez, el hoy es maravilloso por ser vida, hay que dejar ir- y mil mierdas y palabras vacías que en esta época Covid se desparraman por todas partes, tanto que cierro todo y prefiero aislarme porque aun siento enojo, rabia, coraje y me salen reclamos y culpas extrañas para poder explicar lo inexplicable. No querían nada, nada porque no tenían nada, porque su vida ha sido nada, porque no conocían un techo, una pared o un piso que no fuera de tierra, nada porque de noche se despertaban levantando las cobijas para que el agua cruzara su espacio sin mojarlos y después de horas de espera a que bajara el torrente, volverse a echar, como animales, como seres desechables, como inexistentes como ajenos como de otro mundo. No se más que decir, ese niño muerto debió haber vivido porque lo único que necesitaba era un médico bueno, un traslado que solicitamos desde el primer día y nunca llego, aunque estábamos en un HOSPITAL REGIONAL, de lo que no es a la fecha ni Hospital ni Regional porque se entiende para algunos, para la gente del pueblosolo son cascarones que adornaron algún día la vestimenta de algún corrupto político. Se pusieron camas, gabinetes, hasta unas infames flores sobre los escritorios de los supuestos médicos vestido de blanco, nada más que títeres, seres sin capacidad de decisión sin vocación, móviles de un sistema denigrado de la medicina. Fotos, entrevistas y un corto video y todo acabó. Las llaves no tenían agua, no había luz eléctrica, ni medicinas en los gabinetes ni instrumental. Que engaño para un pueblo que no se respeta, que no se ve, que no tiene voz porque eso sí, somos callados, anónimos, borregos y culturalmente anodinos. Ni se si la palabra es precisa ni me importa. Ha cambiado un poco, bueno, en 15 años era de esperar, pero no aquél día en el que no había nada ni ambulancia, ni médico ni enfermera ni medicina. A veces escribo esto y me veo sin explicarme nada, sin sentido en la vida, impotente e incapaz, inepta, ignorante, vacía...Bueno aquí me quedo porque sigo sin entender lo que en mi interior se mueve, y prefiero enajenarme con otra cosa. Cuántos serán esos niños que debiendo estar aquí pasaron a otra vida sin saber del sol, de la tierra, del amor, de la alegría. Tal vez, y lo digo con pena, están mejor.

13 de julio de 2022

MI OTRA CASA

9 de junio 2022 Relatos de Proan UNA JORNADA ESPECIAL EN PANDEMIA Por ahora estamos en Cuetzalan por primera vez después de 2 años y 3 meses. El tiempo ha sido difícil tanto para la gente del pueblo como para nosotros, pero sigue siendo un poco más complicado porque ellos no tienen una buena economía, porque los servicios hospitalarios son deficientes, porque la mayoría de los padres de familia van a trabajar fuera pues aquí no tienen oportunidades, porque su salud es precaria y trabajan de sol a sol. Platicaron, por ejemplo, que en los casos de Covid o de cualquier enfermedad los atendían a más de 2 metros de distancia, sin auscultar, sin estudios de pulmón, simplemente con lo que el medico sin acercarse les preguntaba, como en todos lados. Hay un señor Lázaro, -por contar una anécdota- que siempre ha sido auxiliar de una casa de salud en la comunidad de Xalpantzingo. Durante todo el tiempo que va de la pandemia, él que no es médico, si auscultaba a los enfermos y los trataba con medicamento con lo que tenía la mano, no le importaba acercarse y tocar a la gente o escucharle el pulmón con un simple estetoscopio para ver la ventilación. Dicen que salvó muchas vidas y que la gente estaba muy agradecida por ese trato tan humanitario y tranquilizador que les dio a todos sin discriminación. Estaban muy agradecidos. Si es verdad que ha habido covid en la zona y muertos, no siempre diagnosticados como por el virus, pero sí de padecimientos diferentes como cardíacos, pulmonares, etc., pero muchas mas muertes que en años anteriores. Aquí en las comunidades llego la pandemia 6 meses después que en la ciudad y todos pasaron mucho miedo, nadie quería salir y solo iban a las farmacias y el trabajo escaseó significativamente por lo que las familias pasaron hambre y sus ingresos se vieron mermados considerablemente. Nosotros en Proan siempre les estuvimos dando el apoyo mensual de la despensa y leche para los niños. No les fallamos, pero sí dejamos de pesar y medir a los niños, de hacer talleres de cocina y capacitaciones, simplemente les mandábamos el apoyo. Las consecuencias de esta situación ahora las estamos viendo. La pandemia junto a un Gobierno que empezó a dar apoyos a madres trabajadoras, becas para los hijos, ayuda para adultos mayores y apoyo a casos especiales sin pedirles participación en nada, simplemente les empezó a llegar y todos se fueron acomodando a esta situación. Y es lógico, sucedió en todos los lugares y ayudó, pero ahora que se trata de reiniciar escuelas presenciales, participaciones escolares de los padres de familia, actividades comunitarias y de Organizaciones, pero la gente ya no quiere trabajar, prefiere salirse y hemos tenido una significativa deserción de las madres de familia. Al analizarlo con el equipo las promotoras, ellas afirman que no se les está pidiendo más de los que hace dos años se lees pide, pero ahora les parece cuesta arriba ir a una capacitación o incluso asistir a la jornada aun cuando ahí reciben despensa y leche y además seguímos con proyectos de huertos, pollos cerdos y vivienda. Es difícil juzgar este tipo de respuestas porque, como anteriormente menciono, el fenómeno se dio en todas partes en mayor o menor grado, pero si, fue una reacción al aislamiento largo y obligado de tal manera que ni los niños deseaban regresar a la escuela presencial y ahora todos salimos menos, nos parece que perdemos tiempo en trasladarnos al trabajo, sentimos que nos cansamos al andar de un lado a otro. En fin, creo que esto será analizado en unos años más y entonces veremos el impacto a mediano y largo plazo en todas las actividades educativas, productivas y de la vida familiar y social. Asi nos está afectando como Organización. De todo esto estuve conversando con las mujeres y en relación con Proan, sé que tendremos que tomar algunas medidas y re direccionar el rumbo, las metas, la metodología y todo para ver de qué manera seguimos adelante. O tal vez –me resisto a pensarlo- sea tiempo de ir cerrando porque nos vamos haciendo menos y eso una señal, lo sé por experiencia. Además de esto, yo he pasado un día maravilloso. Comenzamos por conocer a las señoras jóvenes que representan este año a sus comunidades. Nos presentamos y presentamos los objetivos de la organización. Nadie nos conocía y no creían nuestra edad., eso se siente bien, pero si somos honestas nosotras si hemos sentido debilidad, cansancio, dificultades de movilidad y a ratos desánimo, pero yo soy más dada a disfrutar y no pensar en eso quizá por eso hago lo que hago, quiero comerme este lugar con todos mis sentidos porque en verdad lo amo, he sido inmensamente feliz aquí, quiero a las mujeres y las admiro, amo a los niños, aunque han sido tantos que no los reconozco por nombres. Muchos de ellos ya son padres de familia y ahora de repente nos dicen que ellos o ellas fueron niños proan y nos quedamos muy sorprendidas del paso del tiempo y amo el paisaje, ese verde que me imana y mueve en mí sentimientos de trascendencia, de esperanza, de vida. Podría gritar de plenitud y reencuentro con mi esencia, aquí desearía morir, en estos pastos, en la humedad del verde, en el aire empujando la neblina en el olor a yerba fresca hasta bajo una lluvia suave y lenta derramada sobre mí. Puede parecer locura, lo sé. Cuando veníamos por la carretera fuimos rescatando de la memoria anécdotas, amigos y muchas comadres que sin serlo realmente nos llamábamos así. Hicimos recuento de las que ya no están con nosotros y cuánto sentimos ya no tenerlas. Dimos muchas gracias por tener aún la vida y la capacidad suficiente -con nuestros más de 70 años- de movernos y trabajar hasta este lejano lugar. Curiosamente se me hace más lejos que antes, las calles más empinadas dificultando mis pasos, las sillas me parecen que son más bajas y me cuesta sentar y levantarme con un solo movimiento, yo me sorprendo y me parece que todos hablan más quedito al grado de no escuchar muchas cosas, la carretera ya no se ve tan clara, los baches de la cumbre son muchísimos más y las curvas más pronunciadas. Todo ha cambiado y es porque me es más fácil decir eso a reconocer que yo soy la que he cambiado y mucho. Pero he estado feliz, salí de compras después de la reunión, pasé por una cerveza con mi amiga y disfrutamos la marcha lenta del pueblo, el espacio amplio y el silencio donde solo se escucha el viento entre los árboles y el canto de las aves. Recordé entonces una poesía de Fray Luis de León que dice “Que descansada vida la del que huye del mundanal ruido…” perfecto define lo que sentí ahí en absoluta contemplación. Nos hemos reencontrado con los amigos y hemos disfrutado largas conversaciones que podrían muy bien extenderse a tardes y tardes con una taza de café de por medio y esas historias maravillosas de la gente mayor, como nosotras o más, que habla cosas increíbles de su infancia en el campo y el modo de vida de aquellos tiempos, sus aventuras y sus dificultades, también sus alegrías y las cosas que las hacían felices. Me llamó la atención o me di cuenta que , no hace muchos años, mujeres, no fueron a la escuela, sus hermanos varones sí, pero en la vida han triunfado si a eso se llama ser felices y estar satisfechas de sus trabajos y de sus familias. Yo desearía tener una privilegiada memoria para retener todas esas anécdotas y momentos que ellas van derramando en un maravilloso espacio de respeto y admiración junto con un reconocimiento por su valor y entereza, por su trabajo y esfuerzo para llegar a ser lo que son. Cuántos años sin descubrir ese lado histórico de cada una, tal vez no me di suficiente tiempo para eso y ahora, sabiendo que ese tiempo se escurre entre mis dedos, lo atesoro profundamente, no el detalle –ya tengo mala memoria- pero si la experiencia del encuentro. Termino muy cansada, mucho, y me duele una muela, pero estoy feliz y satisfecha de lo que he vivido y que la gente me devuelve en palabras y gestos. Yo soy de aquí en gran parte de mi ser y mi corazón y por eso me siento en casa.