El faro

2000-01-06 FARO ALFA. Inserto en este espacio el esbozo mágico de mi imagen. tomo por referencia "el faro" porque en este inicio de exploración tardía de mis parajes, acuña su sentido parte del mío. ¡Faro... debajo del cielo y encima del mundo¡ Con fuerza increíble penetro mis tentáculos en tierra, arena y piedra, buscando ansiosamente tragar la sal de su esencia. Circularla por todo mi organismo y sentirla estallar al grito de su nombre “vida”. ¿Cómo dejar de sentirla? ¿cómo arrancarla de cada célula que compone mi ser? ¿cómo no perder el sentido y razón de existir sin ella? ¡Amo la vida ¡intensamente y con una pasión desbordada. La amo por su eterno movimiento, su constante renovación, su impredecible sendero aun en el sentir incierto que me provoca, en la duda taladrante que perfora los espacios de mi conciencia, en el estrépito vibrar de las emociones que movilizan mis cuerdas mas profundas llevándome a tocar las mas inesperadas y contradictorias melodías. ¡amo la vida! -grito en mis adentros- y no deseo arrancar mis garras que con la fuerza de una conciencia y las alas de una madre me grita ¡libérate porque duele ¡ pero yo deseo morir en este lamento de alegrías y penas, de dudas y certezas, de luz y oscuridad. No puedo despegarme porque palpito rítmicamente con ella y con todos aquellos seres mágicos que la habitan. Criaturas pequeñas pero irrepetibles, fantasía de colores y formas, arco iris de canciones. Cada contacto vital con este mundo endurece mis raíces y potencia mis fuerzas para levantarme erguida y pretender alcanzar el cielo desde ahí. Mis paredes poseen el color de cada sentimiento que me ha tocado, el tinte de cada rostro amado y reconocido, y la resistencia de cada lucha compartida sea victoria o derrota pero siempre y siempre lucha. Faro mío, faro yo...Faro vida, faro todos. ¿Quién soy sin todo y todos? ¿Quién eres tu sin mi? Rincones y escondrijos oscuros albergas entre tus muros y yo me paseo neciamente, con temor sabor a dulce de miel y emoción de niño en noche de magos y juguetes. Exploro este espacio interior, me acompaña el miedo de encontrarme con mi espejo y mi desnudez. Percibo mi aroma y el tono de mi voz, pero aun no entiendo mi melodía. Adivino mi color y me asustan sus tonalidades y su dolorosa intensidad. Persisto, merodeo ociosa por los pasillos, atisbo en la cerradura de mis muchas habitaciones y entre luz y oscuridad, fantasía y realidad, construyo mis historias, la mayoría de las veces, deseando no sean todas realidad. Me encanta mi faro porque lo descubro muy poco a poco y siempre tengo algo nuevo que encontrar y mucho que imaginar. Mi niña y mi mujer caminan por ahí con desenfado, juegan y lloran juntas, se abrazan y duermen solas......... siempre solas.